16 de febrero de 2015

UNA NACIÓN CHOLA, AMENAZA A LA BURGUESÍA ACOMPLEJADA


Ricardo Paredes Vassallo:

“Mi libro La Plaga Humana es cien veces superior a cualquier libro escrito en el Perú (por su necesidad y potencia mental). Para no hablar de mi otro libro: LOS CHOLOS Y EL PODER, que ha actuado con mayor contundencia que LOS SIETE ENSAYOS de Mariategui en transformar el pensamiento y la realidad para INKAS y CHOLOS en el Perú. ¡Quiero ver a dos intelectuales que rebaten lo que expreso!”.

Los CHOLOS somos la mayoría absoluta en el Perú, ¿o no?

¿Y no es necesario, entonces, que los CHOLOs deban ser gobernados por CHOLOS y no por japoneses o blancos, toda vez que lo que se come o se piensa es producido por ellos.

EL ¿PELIGROSO? CONCEPTO "CHOLO"
(El siguiente articulo ha sido escrito por un pituco y los CHOLOS tienen que tomar nota de lo que se dice en el, al margen de sus calidades explicativas o gramaticales contra mi).


Artículo Escrito por el analista político y docente universitario Raúl Pastor.

SOBRE EL XENÓFOBO CHOLOFASCISMO DEL SEÑOR PAREDES:

Por, Raúl Pastor Gálvez.

Señor, Paredes Vasallo, vamos a aclarar, de una vez por todas, su peligroso concepto de "cholo", para salirle al paso a las implicancias de tal "revanchismo emocional", "mezcolanza mestiza", "puridad racial", "supremacía poblacional" o "superioridad cultural".

A ver, el hecho es que: somos más de 100 variantes dialectales, más de 60 naciones atrapadas, todas, dentro de un territorio nuestro pero ajeno porque un Estado no representativo simula que somos una única nación para que puedan engullirse de un bocado toda la riqueza del territorio único que defienden para ocultar que en nombre de Imperios extraños e incluso propios,... somos exfoliados y expoliados, por decirlo de algún modo.

El hecho resulta de un proceso histórico, cuyo lejano trauma sigue generando consecuencias de todo orden, mientras nuestras gentes resisten pero languidecen y se atomizan, privadas como están de un órgano político para hacerse escuchar y para construir destino mancomunada y solidariamente. Así, hemos devenido en extraños dentro de nuestro país y en mendigos que miran cómo las riquezas sacadas de nuestros territorios, con nuestro concurso pasivo, asalariado y o servil, se acumulan arriba de la escala social y luego parten fuera del país.

Así, pues, si por "choledad", como Ud. la entiende, se trata del número o el sentimiento de una raza, mayoritaria o hegemónica, se llegaría a la xenofobia delirante de echar del Perú a todos los "extraños" (ergo, los "no marrones") ... a no ser que que se sometieran para quedarse en el territorio de la "puridad" que Ud., para horror, imagina.

Si por "choledad" se refiriera el "milagroso fenómeno económico, ponderado por los sociólogos, de la "marginalidad emergente"...entonces se trataría del mestizaje aburguesado y urbano de un reducido estrato de nuestras gentes, exaltado mañosamente por las estadísticas oficiales y liberales.

Así, pues, en sentido negativo, si la "choledad" quisiera ser algo concreto y accesible, por razones ni exclusivas ni excluyentes, no habría de ser ni emotiva, ni racial, ni sólo cultural y, por cierto, ni sólo poblacional, ni, por supuesto, escasamente estadístico-emprendeduril, como en ditirambo se despachan los sicofantes del republicanismo unitario y decadente de los últimos cien años, subidos al coche neoliberal de los apátridas partidarizados a un lado y al otro del espectro político.

En sentido positivo, si la "choledad" quisiera significar algo debería tratarse, más bien, del camino histórico-político del gran contrato democrático, entre gentes de lenguas y culturas diversas, en pie de igualdad, cada una en sus territorialidades auto referidas; de clases sociales diferentes pero convergentes, de ideas políticas, filosóficas y religiosas disímiles, pero afines a un proyecto de redención histórica.

Dotadas, para eso, de poder real, como Estados Autónomos, sean indígenas o no indígenas, urbanas o rurales, emergentes o sumergidas, empoderadas o excluidas, cualquier concepto de "choledad" no será el de la "soledad" que segrega, que anquilosa, que condena a la lucha fratricida que nos escamotea la oportunidad del tiempo.

Su discurso parece a veces, espero que sin proponérselo Ud., un nazi-fascismo a la inversa, esto es un nazi-fascismo de "marrones", de "cholos" o de "autóctonos". No le de manija al calvario recurrente, cruento e infructuoso de la guerra civil, en que los "débiles" pierden y pierden a sus mejores hijos en una ruta ciega y sin sentido.

Espero lo entienda, porque no es cierto que las palabras no matan, como supuestamente habría dicho Sócrates, abogando a favor de la isegoría ateniense. Disculpe la extensión, pero había que ir someramente a fondo.